A través de sus mundos entrañables, su recreación de la ilusión constante, quizás perdida, y su lucha por poder estar; vivimos, gracias a la risa y la ternura, una historias de errantes del mismo lugar. Demasiado fuertes, demasiado frágiles pero siempre demasiado. Los personajes de la fatiga del bienestar han conseguido volver a ponernos frente al espejo de una sociedad perdida, encerrada por necesidad y que vaga sin ningún rumbo tanto en la vida como en su mundo interno.